24 de mayo de 2023
Resumen: La actividad física (AF) ha sido recomendada como una intervención no farmacológica para el dolor crónico. Los estudios muestran que los niveles más altos de AF están asociados con una menor prevalencia de dolor crónico. También se ha observado un alivio inmediato del dolor después del ejercicio, conocido como hipoalgesia inducida por el ejercicio (EIH por sus siglas en inglés). El dolor crónico puede reducir la eficacia de la EIH, pero la AF habitual se asocia con una menor sensibilidad al dolor.
La investigación sugiere que los niveles más altos de AF pueden modificar el riesgo o la progresión del dolor crónico al reducir la sensibilidad al dolor. Sin embargo, la asociación entre la actividad física a largo plazo y la tolerancia al dolor puede disminuir con el tiempo. Se necesitan estudios a gran escala sobre intervenciones de AF y evaluaciones longitudinales para explorar más a fondo estas relaciones.